miércoles, 11 de septiembre de 2013

“John Maynard Keynes” de Robert Skidelsky

La biografía definitiva sobre el economista más influyente de nuestro tiempo
Economista, académico, político, escritor, periodista, filósofo, financiero, mecenas delas artes… John Maynard Keynes (1883-1946) fue todo eso y además un protagonista de excepción de los grandes acontecimientos que jalonaron su época. En esta biografía definitiva, que por fin aparece en castellano, Robert Skidelsky se adentra en la vida uno de los más lúcidos intérpretes de la historia de la primera mitad del siglo XX y ayuda a contextualizar sus obras,entre las que destacan Las consecuencias económicas de la paz y,sobre todo, La teoría general del empleo, el interés y el dinero, el texto más importante de economía del último siglo. Robert Skidelsky rememora desde la etapa de formación del joven Keynes hasta sus vitales contribuciones a la reconstrucción del sistema económico internacional tras la Segunda Guerra Mundial, pasando por su relación con el grupo de Bloomsbury, su participación como miembro de la delegación británica en el Tratado de Versalles que selló el fin de la Gran Guerra o sus aportaciones al gran debate sobre el sistema monetario internacional en la década de 1920. El resultado: una biografía analítica fundamental para comprender el siglo XX, a la altura de los trabajos de Ian Kershaw sobre Hitler, los de Ernest Jones sobre Freud o los de Ray Monk sobre Wittgenstein. 
Skidelsky aborda los orígenes del célebre economista y muestra a un joven que no iba a tardar en desarrollar una inmensa actividad pública, al tiempo que mantenía una vida privada poco convencional.
Hasta la publicación de esta biografía, los lectores sólo tenían la imagen de un Keynes economista, que había reconstruido la economía y aconsejado a los gobiernos de su época. El mérito de la obra de Skidelsky, respecto a las de sus predecesores, es el haber ahondado en todo aquello que «por pudor y excesivo celo en la respetabilidad» se había dejado fuera a la hora de reconstruir la imagen del célebre economista y en lo cual se englobaba todo lo que pudiera mostrar una imagen menos sobria de Keynes como, por ejemplo, sus preferencias sexuales, que una sociedad para la que la moralidad era virtud no dudaría en interpretar como «conducta desviada».
Pero Skidelsky hace algo más que restituir en un ejercicio de gran sensibilidad el mundo de la vida privada al retrato «oficial» de Keynes. Se sirve del conocimiento que tiene de la vida privada de Keynes para arrojar luz sobre la vida que llevó entre los Apostoles de Cambridge (Society for Conversazione), con su elitismo intelectual y su apoteosis de las relaciones personales como ámbito en el que alcanzar la «good life, así como la reconstrucción tecnócrata del liberalismo en la posguerra.
En pleno debate ideológico sobre cómo salir de la crisis, la figura de Keynes y su teoría económica intervencionista adquieren total actualidad. Su última biografía, escrita por el historiador Robert Skidelsky, desgrana una de las personalidades más complejas del siglo XX.
¿Qué diria hoy Keynes?
Keynes  valoraba como necesaria la intervención del estado en épocas de crisis.
Pero John Maynard Keynes, el histórico economista que apostó por el endeudamiento del Estado en pos de la dinamización de la economía el aumento del déficit estatal durante las recesiones económicas pueden compensar el débil gasto del sector privado, ayudar a la generación de empleo, incentivar el consumo y mantener el bienestar social, en espera de que se recupere el sector privado.

Para Ferguson, no obstante, el endeudamiento sólo lleva a una situación peor de la que se partía, algo en lo que insiste en su último libro, La grandegeneración

Ferguson insistió en una idea compartida por los críticos a Keynes: que las teorías del economista sólo funcionan en el corto plazo y no tienen en cuenta lo que puede ocurrir con las generaciones futuras.

En opinión de Blodget, muchos economistas antikeynesianos se olvidan de que el británico no sólo pidió que los gobiernos se endeudaran durante las recesiones, además pidió que lograran superávit durante los periodos de crecimiento económico. “Los políticos nunca han sido capaces de seguir la segunda parte de la teoría de Keynes, pues incurren en déficit todo el tiempo, pero parece injusto culpar de este fallo a Keynes”, concluye el periodista. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario