La publicidad y el marketing
del futuro basado en nuestros pensamientos podría ser realidad
Continuamente
hablamos sobre las tendencias del marketing y la publicidad. De cómo llamar la
atención de los consumidores, los nuevos soportes y formatos publicitarios, las
nuevas estrategias, etc... Incluso en el campo de las neurociencias, el
neuromarketing nos deslumbra con sus inmensas posibilidades a través del
estudio de comportamiento del consumidor. Las nuevas tecnologías nos abren
puertas a campos desconocidos. Muchos hablan ahora de la nueva publicidad
integrada, la nueva televisión conectada y sus anuncios interactivos. Un poco
más de lo mismo de siempre.
Sin embargo,
no son casuales los avances que nos pueden hacer imaginar posibilidades propias
que incluso superarían la ciencia ficción. Ni siquiera grandes películas de
culto como "Blade Runner" o "Minority Report" fueron
capaces de imaginar tales posibilidades. Y créanlo, todavía es posible imaginar
la publicidad del futuro desde un punto de vista mucho más extremo.
Para ello
basta con destacar algunos avances científicos que ya son una realidad. Quizás
no escucharán hablar sobre ellos, pero lo que es seguro es que sin duda podrían
servir para dar forma a la publicidad del futuro. No la de dentro de una
década, quizás mucho más. Lo que si es seguro, es que la publicidad estará más
relacionada de lo que nos imaginamos, con aquello que deseamos, nos gusta e
incluso lo que pensamos.
Hay quienes
aseguran que muy pronto eclosionará la nueva era del "chip
humano". El propio jefe de Motorola, Dennis Woodside, ya ha
confirmado que la compañía estadounidense se encuentra trabajando en tatuajes
electrónicos o pequeñas cápsulas para identificar a los usuarios y así acabar
con las contraseñas. Sin embargo, sus aplicaciones también podrían extenderse
al ámbito de la publicidad. Un chip capaz de almacenar información valiosa que
sirva para segmentar la publicidad que recibimos. ¿Será este el adiós a la
privacidad?
Pero no nos
paremos aquí. Hace tan solo unos años, en 2008, un equipo de científicos
japoneses conseguía reconstruir en una pantalla de ordenador, imágenes
directamente tomadas de la actividad del cerebro. Aunque a partir de esta
información, posteriormente los investigadores consiguieron
"adivinar" las imágenes inicialmente difusas que los individuos
veían, en el futuro esta técnica se podría mejorar. ¿Sorprendente no? ¿Se
imagina las posibilidades de estos avances aplicados a la publicidad? Poder ver
la televisión e incluso leer su tablet y en función de ciertas imágenes
analizadas a través de sus pensamientos - gracias a chips integrados o
dispositivos especiales - descubrir anuncios más afines que puedan resultar
interesantes. Pues cómo decía el popular "Super ratón": no se vayan
todavía, aún hay más...
Hace tan
sólo unas semanas, el mundo conocía el logro sin precedentes de un equipo de
científicos de la Universidad de Washington, que lograba conectar dos cerebros
humanos por Internet. A esto ya lo podríamos catalogar como rizar el rizo de
los rizos. El experimento realizado, aunque básico, consistía en que uno
de los individuos le enviara al otro la instrucción de mover el dedo índice,
como si presionara un botón. "Esa señal fue recibida, vía Internet, por el
otro, el cual de modo totalmente involuntario movió el dedo índice de la mano
derecha para presionar el botón de disparo".
Quizás ya ni
siquiera haga falta que seamos explícitos para explicar las inmensas
posibilidades de este tipo de avances que podrían ser realidad en unas cuantas
décadas, quizás más. Sin embargo, sus aplicaciones podrían ser ilimitadas.
Incluso aquello de buscar las recomendaciones a través de internet parecería
algo obsoleto cuando puede existir la posibilidad de conocerlas a través de
nuestro cerebro y en tiempo real. Un avance que podría dejar las actuales
formas y medios de comunicación tan desfasados como los útiles de la edad de
bronce e incluso las tan de moda "Google Glass".
Seguramente los grandes retos de
tales avances científicos y tecnologías aplicadas en un futuro serían aquellos
relacionados con nuestra intimidad y privacidad, pero ¿Acaso la tenemos
asegurada hoy en día?
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