domingo, 28 de abril de 2019

LA COMPETITIVIDAD

Un problema en Francia pero que es común en España
Necesitamos un conductor para la competitividad francesa
La Orquesta de las Naciones tiene un director: el de la competitividad. Ponerse fuera de esta música es perder notas, es olvidar lo que defendemos como valor en el concierto de las Naciones. Francia tiene que reinventar la música que lleva a otras naciones a reactivar el crecimiento, gracias a la competitividad renovada.
La competitividad de nuestra nación debe sonar lo antes posible con nueva música.
La composición de una orquesta:
Es la trompeta que despierta la guarnición.
Es la corneta que suena la carga.
Es la flauta que endereza la serpiente.
Es el piano, a veces mal afinado.
Es el violín fiel a los jefes de estado.
Es la guitarra de las personas sin hogar y sin nación.
Es el bombo que despierta a la población.
Estos son los platillos que anuncian el final de la partitura.
Es el tambor de la guardia rural que anuncia en el lugar público la buena y la mala noticia.
Y en todos estos sonidos, está la gran campana, los tocsin que anuncian la guerra y la muerte de los pueblos.
Así es la vida, el llanto del niño desde el nacimiento y la campana que hace sonar a la libertad para volar. Todos estos músicos y el conductor tienen la misma partitura para la misma música interpretada por los más grandes músicos. Por eso es tan hermosa.
Sin embargo, las naciones tienen un concierto amañado en el que el conductor de la competitividad no puede conducir ya que la diferencia es grande, los puntajes sucios y los instrumentos desafinados. En este concierto de las Naciones, los trabajadores, los asalariados, el capitalista, no tienen la misma partición. Y, desde esta orquesta, no se puede lanzar música armoniosa.
De hay que piden:
Por eso, le pido, señor Presidente, que comience a poner de nuevo todos estos desacuerdos en Francia para hacer de Francia una gran nación.

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