viernes, 12 de agosto de 2016

LIBROS

Con el verano es un buen momento de leer libros.
Klosterman destaca sobre sus coetáneos precisamente en la interpretación de las pantallas norteamericanas. Tiene visión lúcida y prosa socarrona para exponer las normas tácitas de las estrellas del pop, de los espectáculos deportivos, de los programas de telerealidad y en general de todo elemento que aparece por televisión con diferencial entre lo que es y lo que aparenta. Klosterman tiene talento para alternar entre los dos lados del telón y a la vez para relacionarlo con cualquier otra cosa que ha salido también por la tele. En ese zapeo se revela progresivamente que todo lo que se muestra por pantalla comparte unas convicciones firmes y herméticas. Klosterman juega mejores párrafos cuanto más se mira al ombligo, porque no habla de su verdad interior sino del exterior pactado, repetido y  amartillado, que se sirve a los telespectadores.
El listado de malvados que repasa Klosterman en El sombrero del malo es muy llamativo a este lado del atlántico: al parecer fue oficial y/o estuvo bien visto odiar al grupo musical Eagles, al baloncestista Kareem Abdul-Jabbar, al humorista Chevy Chase, a Julian Assange con sus Wikileaks, a Kim DotCom con su Megaupload, a Bill Clinton y Monica Lewinsky simultáneamente. A raperos, a cómicos, a asesinos, a deportistas.
Villanos oficiales y villanos oficialmente aprobados
El sombrero del malo recorre los villanos del imaginario estadounidense y -no puede ser de otro modo- termina en Adolf Hitler, que es oficialmente el más malo y se mantiene firme la decisión de no desbancarlo nunca. "Necesitamos mantener a Hitler vivo", dice el autor, para que sea baremo de los demás males. En esa visión práctica, Hitler nos hace mejores porque escala, redimensiona, redime nuestros pecados; nunca serás tan malo, igual que nunca estarás tan lejos como el horizonte.
Puedes leer un poco más Aquí
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Digital Transformation Playbook: Rethink your Business for the Digital Age, de David L- Rogers (2016). Según David Rogers, lo importante para conseguir que una empresa complete con éxito su transformación digital no es actualizar todos los sistemas tecnológicos, sino renovar la estrategia de negocio. Basado en la investigación que David Rogers ha llevado a cabo como profesor en la Columbia Business School, The Digital Transformation Playbook muestra cómo las compañías de la época pre digital pueden generar nuevas oportunidades en la era de internet.

Según Jon Gordon, autor de "The Carpenter (El carpintero)", es fácil impedir que la negatividad se apodere de nosotros en esos momentos en lo que todo parece estar saliendo mal, tanto si hablamos de negocios como de nuestra vida en general. Para ello únicamente debemos tener una especie de carta de intenciones o promesa donde vamos a dejar muy claro cómo nos vamos a comportar (cómo deberíamos comportarnos) cuando aparezcan esas dificultades sin permitir que nos derriben anímicamente.

Puede que para algunos, este tipo de carta de intenciones les parezca demasiado simplista, pero deben saber que estos remedios están respaldados por la neurociencia, donde se afirma que la experiencia y percepción de la vida puede cambiar de acuerdo a la forma que recordamos los eventos pasados y programamos mentalmente los futuros acontecimientos y circunstancias.
En el libro The Carpenter, el protagonista despierta en un hospital con la cabeza vendada y con mucho miedo. Está en el hospital debido a que el estrés por la construcción de su fracasado negocio le hizo desmayarse mientras corría. El hombre que le salvó la vida fue un carpintero que rápidamente le demuestra que es mucho más que un simple carpintero. Él es también un constructor de vidas, de carreras, de equipos y de personas, el cual acompaña al protagonista para levantar su negocio en medio de la adversidad y el miedo.
Uno de los secretos que emplea el carpintero es leer en esos días malos esta promesa:
    Me comprometo a mantener una actitud positiva frente a la negatividad.
    Cuando esté invadido por el pesimismo, elegiré el optimismo.
    Cuando sienta miedo, elegiré la fe.
    Cuando esté a punto de estallar, voy a elegir mejorar.
    Cuando experimente un desafío, voy a buscar la oportunidad de aprender y crecer.
    Cuando experimente un revés, voy a ser resistente.
    Cuando me encuentre con el fracaso, voy a fallar hacia adelante, hacia el éxito futuro.
    Con la visión, la esperanza y la fe, nunca me voy a dar por vencido y siempre avanzaré       hacia mi destino.
    Siempre sabré que mis mejores días están por delante de mí, y no por detrás.
    Estoy aquí por alguna razón, y mi propósito es más grande que mis problemas.
    Sé que ser positivo no sólo me hace mejor, hace mejor a todos los que me rodean.
    Cada día voy a ser positivo y voy a tratar de hacer un impacto positivo en las personas y en el mundo.
Según la neurociencia, mucha gente se viene abajo cuando llegan los problemas porque no los esperaban, y en otros casos porque no saben cómo hacerle frente a esa circunstancia.
Teniendo grabadas a fuego en nuestra mente este tipo de promesas, nuestra mente, supuestamente ya debe saber cómo actuar. "Cuando llegue la adversidad, debo ser positivo y no venirme abajo. Debo aprender a solucionar ese problema para poder crecer". Cambiamos un problema por un reto, lo cual para nuestro cerebro no es ni parecido.
Un problema nos puede causar estrés, mientras que un reto, nos puede causar inspiración y motivación para superar ese reto. El que veas los retos como oportunidades o como problemas, puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Por tanto, según "The Carpenter", leyendo esta carta de intenciones todos los días, tu actitud ante tu situación irá mejorando, siempre y cuando te creas lo que estás diciendo. En 2 semanas, esta actitud positiva quedará grabada en tu cerebro.
Resultado de imagen de Jon Gordon, autor de "The Carpenter

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