sábado, 5 de septiembre de 2015

Productividad

Hace unos días leí en un articulo:
La producción por trabajador creció el año pasado a su ritmo más lento desde el cambio de milenio, con una ralentización evidente en prácticamente todas las regiones, lo que pone de relieve el problema de que el menor aumento de la productividad global está adquiriendo proporciones globales.
Y me acordaba de cuando yo empece, no teníamos listado de negativos ni obsoletos, los pedidos se hacían por teléfono, los inventarios a mano y apenas había control de quién entraba o salía de uno de los pequeños almacenes donde se almacenaba el género.

 Es que, la productividad, al parecer, es todavía para algunos un concepto etéreo, extraño e incluso pseudocientífico, aplicable solo a la industria. Para muchos significa, simplemente, reducir costes salariales: pagar menos a los mismos. Pero hacer esto, sin mejorar los procesos operativos y todo lo que conlleva, se antoja algo parecido a matar gorriones con una escopeta de perdigones debajo de un árbol. Aunque es tentador, por la facilidad y rapidez de la medida, hay que reconocer que no es una medida eficiente, porque no es sostenible y… alguna rama te puede caer encima.
Un ejemplo;
El Sr." X " experimentó trabajando como mozo de carga y descarga para un economatol, para el almacén. Un contrato a media jornada por solo unos días, que consiguió gracias a conocer a su responsable y no por méritos propios; era la costumbre del lugar. Y he aquí el primer despropósito: contratar por afinidad, porque se conoce al candidato y “ya aprenderá”. Quizá no es lo más apropiado para aumentar la productividad y conseguir la cifra ansiada por el consejo de administración.
Nada más entrar detectó que en uno de los pequeños almacenes con los que contaba. donde se recibían a los proveedores- las ubicaciones eran inexistentes; “total para qué…” le dijo el responsable. Aún así, se percibía cierto orden, no en vano, éste había trabajado durante años como chófer para un almacén y algo de eso aún quedaba.
En una primera visión parecía que la falta de espacio era notoria, pero también la previsión de la demanda. Por tanto, los pedidos se hacían a solicitud de los distintos departamentos y, a “ojo de buen cubero”. La única información útil que brindaba el programa informático era un listado de inventario y una aplicación de pedidos para dejarlos grabados, ya que se hacían telefónicamente. “Seguramente -me comentó el "X" se le podría sacar algo más, pero… no había disposición por parte de la empresa por mejorarlo”. Coincidíamos en que con una hoja de cálculo no muy elaborada se podía sacar mucho más, por menos.
Primaban los costes del inventario y su traslación contable, también alargar lo máximo posible los plazos de pago. Había proveedores que cobraban de un año para otro; algunos, incluso, caían por el camino. Eso que se ahorraban.
¿Un clásico ejemplo de estupidez funcional?
Años de experiencia avalan la medida. Tan sencillo para unos, tan complejo para otros.
Los consejos de administración- que consiste en eliminar la reflexión crítica de los trabajadores a todos los niveles.
Pese a que el sentido común nos pueda indicar que el “Stupid Management” no es acertado, lo cierto es que aumenta la productividad a corto plazo. Eso sí, a medio y largo plazo No.
Por otro lado, y sin profundizar en el tema, en esta reinterpretación actual o, más bien, producto del sistema prusiano, vemos cómo ciertos trabajadores, debido a su personalidad o experiencia, no son bienvenidos en las organizaciones porque son molestos – proponen mejoras, cuestionan los procesos, quieren mejorar…- y por el contrario, los estándar – los que siguen el mismo camino borreguil del resto de la sociedad- sencillamente sí, porque no molestan; no son una amenaza.
Al fin y al cabo, el producto no es más que el resultado de todo lo anterior: si queremos producir las mejores patatas cuidaremos la tierra donde están sembradas, utilizaremos el mejor estiércol y regaremos cuanto y cuando se necesita. Todos los pasos son importantes y, solo cuando llegue el momento, el producto será extraordinario. Si lo que busca es ser un patatero más, con todos los riesgos que eso conlleva, omita o corrompa pasos.
Pensé, también, en la difícil tarea del consultor que se enfrenta a diario con empresas como ésta. En más de una ocasión no se trata de un cambio operativo, ni de aumentar la formación como primeras opciones, sino de cambiar la mentalidad o estilo de liderazgo; sin esto, todas las anteriores medidas, a la larga, se vuelven estériles.
Como con la guita, muchas veces en la sencillez está la clave; eso sí, asumiendo que sencillo no significa rápido, ni gratis…
Al final, por desgracia, acudimos con demasiada frecuencia al refranero popular: “Entre todos la mataron y…”
Este caso les paso este verano a unos amigos;
Hotel de cinco estrellas, pero solo por el precio.
El personal maravilloso en el sentido personal, aunque a muchos les faltaba experiencia. Tenían una gran voluntad, pero carecían de casi todo para poder atender en debida forma.
Principales fallos (recordar que estamos hablando de un cinco estrellas), y esto es lo que se ve, prefiero no pensar en lo que no se ve:
* Pedimos el clásico carro para subir el equipaje. Tenían carro, lo que no tenían era botones. Tuvimos que empujar nosotros el carro.
* La persona de recepción se equivoca y nos da la llave de otra habitación, ocupada por cierto. La llave es tarjeta codificada, por lo que se entiende menos que den una tarjeta de una habitación ya ocupada.
El boca a boca es la peor publicidad posible que puede recibir un hotel...es imparable y se propaga como el fuego en el monte.












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