Silicon Valley

En Silicon Valley cometer errores es sano

Take mistakes (comete errores) es un mensaje que se repite una y otra vez en Silicon Valley, en el norte de California, la cuna de proyectos llamados Google, Appel, Facebook, Intel, Ebay, Cisco, HP, Imagine, PayPal... Cualquier parecido con la España de la crisis es pura coincidencia. Allí a la gente le entusiasma emprender y también los emprendedores, a los que se escucha y se aportan ideas. Cualquier rincón es bueno, desde la sala de conferencias de una corporación planetaria hasta una barbacoa nocturna improvisada en un jardín en la que, mientras se asa la carne a la brasa, unos cuentan sus ideas y otros comprometen su dinero para hacerlas realidad.

Es la Norteamérica de la ilusión, protagonizada por jóvenes de entre 25 y 30 años y en la que brotan empresas (star-ups), negocios, riqueza y prosperidad.

«Lo bueno es que allí todo el mundo te escucha y te da su punto de vista con ilusión, generando una comprensión mutua. Allí todos tienen su idea en la cabeza pero todos tienen ganas de escuchar las de los otros y aportar algo». Las empresas, surgen de ideas y sobre todo, de contactos, de «redes de personas».

En Norteamérica no se etiqueta al que fracasa: «Puedes meter la pata y te ayudan a volver a intentarlo. Su filosofía es falla y prueba otra vez».
En Silicon Valley no se percibe crisis como en España y, es más, tampoco despierta interés. «Hay una diferencia abismal.España les queda muy lejos... Ellos tienen un 3% de paro...».

Con lo cual equivocarse no es fracasar  

.Para innovar es inevitable equivocarse. Quienes aspiren innovar no deben paralizarse por el miedo al fracaso. Por el contrario, deben sustituir esa palabra por la noción de aprendizaje y deben mantener una actitud positiva y constructiva frente a los obstáculos. Sobre todo, deben seguir intentando a pesar de los errores. El empresario y prolífico inventor norteamericano Thomas Alva Edison lo puso en estos términos: “No fracasé, sólo descubrí centenares de maneras de cómo no hacer una bombilla".

La innovación no suele verse como resultado de un proceso de trabajo. Más bien se asocia con inventos espontáneos, producto de una “aliatoriedad”. Pero la innovación requiere esfuerzo y constancia. Es el resultado del hábito y la disciplina para mantenerse alerta y flexible frente a los cambios que nos rodean cotidianamente. Y también es el compromiso de realizar cada día acciones dirigidas a mejorar, a corregir errores, y a explorar nuevas maneras de responder al entorno y sus retos con sentido de oportunidad y largo plazo.

“Dos cabezas piensan mejor que una” es un dicho tradicional que aplica muy bien cuando hablamos de innovar. Cuando trabajamos en equipo con sincero interés y atención a las ideas de todos sus miembros, se potencian las posibilidades de descubrir nuevas rutas y maneras de hacer las cosas. Aislarse para inspirarse no es una buena práctica, porque una idea se enriquece y se perfecciona con aportes diversos, plurales y variados. Hay creadores solitarios, pero son excepcionales. La innovación en equipo es sinérgica: su resultado es mayor que la suma de las partes.

Si conviertes estos valores en parte de la cultura diaria de todos los departamentos de tu empresa, las capacidades innovativas de tu equipo de trabajo florecerá con más fuerza y rapidéz. Recuerda que innovar es una actitud y una disposición a mejorar, crear y prosperar.

Para los seguidores y creyentes del principio “hacer las cosas diferentes”, tienen en el formato comercial del pop up retail su estrategia de negocio.

La gran adaptabilidad del formato pop up retail lo hace extremadamente indicado para los tiempos actuales de complejidad y cambio. El tamaño aquí no importa tanto y es tan adecuado para el pequeño comercio como para las grandes cadenas de distribución.

Hay tres razones que justifican la buena salud del pop up retail: Curiosidad, cortar costes, cultivar un nicho de mercado.